TEMA ESPECIAL: ANGELES Y DEMONIOS (espíritu inmundo)

 

  1. Los pueblos primitivos eran animistas y atribuían personalidad y rasgos humanos a las fuerzas naturales, animales y objetos naturales. La vida era explicada mediante la interacción de dichas entidades espirituales con los seres humanos.
  2. De tales personificaciones surgió el politeísmo (multiplicidad de dioses).  Generalmente, lo demoníaco (genii) era un semidiós o un dios menor (bueno o malo) que impactaba en la vida de cada ser humano:

1.       Mesopotamia, caos y conflicto.

2.       Egipto, orden y fusión

3.       Canaán, (vea W.F. Albright, La Arqueología y la Religión de Israel, 5ta ed., páginas 67-92).

  1. El Antiguo Testamento no aclara o desarrolla el tema de los dioses menores, los ángeles o los demonios, probablemente por su estricto monoteísmo (Éxodo 8:10; 9:14; 15:11; Deuteronomio 4:35, 39; 6:4; 33:26; Salmo 35:10; 71:19; 86:8; Isaías 46:9; Jeremías 10:6-7; Miqueas 7:18).  El AT sí menciona a los falsos dioses de las naciones paganas (Shedim, BDB 993, Deuteronomio 32:17; Salmo 106:37) y también aparece el nombre y la personificación de algunos de ellos:

1.      Se’im (sátiro o demonio peludo, BDB 972 III, KB 1341, véase Levítico 17:7, 2do. de Crónicas 11:15; Isaías 13:21: 34:14)

2.      Lilith (nombre femenino, demonio seductor de la noche, BDB 539, KB 528, véase Isaías 34:14)

3.      Mavet (término hebreo para la muerte, usado para referirse al dios cananeo del inframundo, Mot, BDB 560, KB 560; véase Isaías 28:15, 18: Jeremías 9:21; y posiblemente Deuteronomio 28:22)

4.      Resheph (plaga, fuego o granizo, BDB 958; véase Deuteronomio 32:24: Salmos 78:48: Habacuc 3:5)

5.      Dever (pestilencia, BDB 184; véase Salmo 91:5-6: Habacuc 3:5)

6.      Az’azel (nombre desconocido, pero posiblemente sea el demonio del desierto o el nombre de algún lugar, BDB 736, KB 736, véase Levítico 16:8, 10, 26).

                  (Estos ejemplos fueron tomados de la Enciclopedia Judaica, Volumen 5, página1523).

        Sin embargo, en el Antiguo Testamento no hay ningún dualismo o independencia angelical de YHWH. Satanás es un siervo de YHWH (Job 1-2: Zacarías 3), no enemigo independiente y autónomo (A.B. Davidson, Una Teología del Antiguo Testamento, páginas 300-306).

D.      El Judaísmo se desarrolló durante el exilio babilónico (586-538 a.C.), y fue influenciado teológicamente por la personificación dualista persa del Zoroastrismo, donde existía un dios bueno y alto denominado Mazda u Ormazd, y su oponente malo llamado Ahriman.

Esto permitió que durante el Judaísmo postexílico surgiese un dualismo personificado en YHWH y sus ángeles versus Satanás y sus demonios.  La teología del Judaísmo sobre la personificación del mal está bien explicada y documentada en Alfred Edersheim, La Vida en los tiempos de Jesús, el Mesías”, Volumen 2, apéndice XIII, páginas749-863, y XVI (páginas 770-776). El Judaísmo personifica el mal en tres formas:

1.      Satanás o Samael

2.      La inclinación o intención a la maldad que existe en el ser humano (yetzer hara)

3.      El ángel de la muerte

Edersheim los caracteriza como: (1) el acusador, (2) el tentador y (3) el castigador (Volumen 2, página 756). Para explicar el mal, hay una marcada diferencia entra la teología del Judaísmo y la del Nuevo Testamento.

  1. El Nuevo Testamento, y en particular los Evangelios, afirman la existencia y la oposición de seres espirituales malos, enemigos de la Humanidad y de YHWH (en el Antiguo Testamento, Satanás era un enemigo de los seres humanos, pero no de Dios). Se oponen a la voluntad, reinado y Reino de Dios. Jesús confrontó y expulsó a estos seres demoniacos, también llamados:

1.       Espíritus inmundos (véase Lucas 4:36; 6:18) o

2.       Espíritus malos (véase Lucas 7:21; 8:2) de los seres humanos. Claramente, Jesús distingue entre la enfermedad –física y mental- y lo endemoniado. Demostró su poder y conocimiento espiritual al reconocer y exorcizar a estos espíritus malos. Con frecuencia ellos le reconocía y trataban de dirigirse a Él, pero Jesús rechazaba su testimonio, les exigía silencio y los expulsaba.  El exorcismo es una señal de la derrota del reino satánico.  Hay una sorprendente falta de información en las Cartas Apostólicas en el Nuevo Testamento sobre este asunto.  El exorcismo nunca se presenta como un don espiritual, ni tampoco hay una metodología o procedimiento dado a las generaciones futuras de ministros o creyentes.

  1. El mal es una realidad; el mal es personal; el mal está presente. No se revelan ni su origen ni su propósito.  La Biblia confirma su existencia, y se opone tajantemente a su influencia.  En realidad, en última instancia no existe tal dualismo: Dios está en control total; el mal ha sido completamente derrotado y juzgado, y será eliminado de la Creación.
  2. El pueblo de Dios debe resistir al mal (véase Santiago 4:7); no debe ni puede ser controlado por el mal (véase 1ra. de Juan 5:18), pero puede ser tentado, y su testimonio e influencia dañados (véase Efesios 6:10-18). El mal es una parte revelada desde el punto de vista cristiano.  Los cristianos moderno no tienen ningún derecho para redefinir el mal (“la desmitologización” de Rudolph Bultmman); despersonalizar el mal (las estructuras sociales de Paul Tillich) o tratar de explicarlo totalmente en términos psicológicos (Sigmond Freud). Su influencia invade, pero será derrotado. ¡Los cristianos deben caminar en la victoria de Cristo!