TEMA ESPECIAL: EL DIEZMO

 

En el Nuevo Testamento hay unas pocas referencias al diezmo. No creo que el Nuevo Testamento enseña el diezmo, porque todo el trasfondo es precisamente una discusión contra el legalismo judío y su auto justificación (por ej. Mt. 23:13-36). Pienso que las enseñanzas en torno al dar con regularidad en el Nuevo Testamento (si acaso hay alguna) se encuentran en 2 Corintios 8 y 9 (esto en referencia a la única ofrenda hecha por las iglesias gentiles para ayudar a los pobres que estaban en la iglesia madre de Jerusalén), ¡cuya aplicación va más allá del diezmo!  Si a un judío con únicamente la información del A.T. tenía la orden de dar del 10 al 30 por ciento (porque hay dos y probablemente hasta tres tipos de diezmos establecidos en el Antiguo Testamento; vea el Tema Especial: Diezmos en la Legislación Mosaica), ¡por tanto, los cristianos deben dar más aun, sin siquiera discutir sobre el diezmo!

 

Los creyentes del Nuevo Testamento deben cuidarse de no convertir el cristianismo en un nuevo código legal basado en las obras (o Talmud cristiano). Su deseo de agradar a Dios les lleva a buscar guías o reglas para cada aspecto de la vida. Sin embargo, teológicamente resulta peligroso aplicar reglas del Antiguo Testamento que no se confirman en el Nuevo (véase Hechos 15 donde habla del Concilio de Jerusalén), haciéndolos criterios dogmáticos;  particularmente cuando se establecen (por predicadores modernos) como las causas de calamidad o promesas de prosperidad (Malaquías 3).

 

        He aquí un buen texto de Frank Stagg, de su libro, La teología del Nuevo Testamento, páginas 292-293:

 

          “El Nuevo Testamento nunca introduce el diezmo a la gracia de dar. Los diezmos se mencionan sólo tres veces en el Nuevo Testamento:

1.    como censura a los fariseos por no practicar la justicia, la misericordia y la fe en tanto se cuidan escrupulosamente de diezmar aún con los productos del huerto (Mateo 23:23; Lucas 11:42)

2.    al denunciar al orgulloso fariseo que “oró por él mismo”, jactándose de ayunar dos veces por semana y dar el diezmo de todas sus posesiones (Lucas 18:12)

3.    en el argumento acerca de la superioridad de Melquisedec, y por tanto de Cristo en comparación con Levi, (Hebreos 7:6-9).     

               Es evidente que Jesús aprobó diezmar como parte del sistema del templo, al igual que por principio y práctica aprobaba, en general, las prácticas del templo y las sinagogas. Pero no hay indicación alguna en ninguna parte de que Cristo haya impuesto tales prácticas a Sus seguidores. Por lo general, los diezmos eran productos agrícolas que más tarde se consumían en el Santuario por quien lo daba y luego por los sacerdotes. Los diezmos, tal como aparecen en el Antiguo Testamento, sólo podían ser llevarse a cabo en una estructura religiosa organizada en torno a un sistema de sacrificio animal.

       Muchos cristianos encuentran en el diezmo un plan para dar que es justo, y puede usarse.  Siempre y cuando no se convierta en un  sistema coercitivo o legalista, pudiendo llegar a ser un procedimiento exitoso. Sin embargo, uno no puede declarar con validez que el diezmo se ensena en el Nuevo Testamento. Si se reconoce como una práctica judía (Mt. 23:23; Lucas 11:42), pero no es una imposición a los cristianos. De hecho, es ahora imposible para judíos o cristianos el diezmar en el sentido exacto del Antiguo Testamento. El diezmar hoy solo vagamente se parece a la antigua practica ritual perteneciente al sistema sacrificial de los judíos.”

 

Stagg mismo lo resume así:

 

       “Mientras que mucho se ha dicho del adoptar el diezmo voluntariamente como un estándar para contribuir sin imponerlo rígidamente en los demás como un requisito cristiano, es claro que, al adoptar tal práctica, uno no está continuando con la práctica del Antiguo Testamento. Cuando mucho uno está haciendo algo que solo es remotamente análogo a la práctica del diezmo del Antiguo Testamento, lo cual era un impuesto para apoyar el templo y el sistema sacerdotal, un sistema social y religioso el cual ya no existe más. Los diezmos eran obligatorios en el judaísmo como impuesto hasta la destrucción del templo en el 70 d.C., pero ya no son más obligatorios para los cristianos.

       El haber dicho lo anterior, sin embargo, no es para desacreditar el diezmo, sino para clarificar su relación al Nuevo Testamento. Es para explicar que el Nuevo Testamento no apoya su coercitividad, legalismo, motivación de ganancia, y su conveniencia, lo cual tanto caracteriza la propaganda de diezmo del día de hoy. Como un sistema dado voluntariamente, el diezmo ofrece mucho, pero debe ser redimido por la gracia si es que ha de ser practicado por los cristianos. El decir que el diezmo ‘funciona’ es equivalente a adoptar los exámenes pragmáticos del mundo secular. Muchas cosas ‘funcionan’ y no son cristianas.  El diezmar, si ha de congeniar con la teología del Nuevo Testamento, debe tener sus raíces en la gracia y en el amor de Dios.”

 

 

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