TEMA ESPECIAL: LA JUSTICIA

 

La “justicia” es un tema crucial, al punto que el estudiante de la Biblia debe hacer un estudio extensivo y personal de este concepto.

 

En el Antiguo Testamento se describe el carácter de Dios como “justo” (VERBO, BDB 842, KB 1003; SUSTANTIVO MASCULINO, BDB 841, KB 1004; SUSTANTIVO FEMENINO, BDB 842, KB 1006). El término mesopotámico se deriva de la idea de una “vara de río” o “junco” que era usada como herramienta de  construcción para medir la rectitud de la línea horizontal de los muros y paredes.  Dios escogió el vocablo para usarlo como una metáfora para referirse a Su Propia naturaleza divina.  Él es el referente (la regla) por medio de la cual todas las cosas son evaluadas. Este concepto afirma la justicia de Dios, como también Su derecho a juzgar.

 

Dios creó al ser humano a Su imagen (Génesis 1:26-27; 5:1, 3; 9:6). La humanidad fue creada para tener comunión con Él (ver, Gn. 3:8). Toda la creación es el escenario de fondo para la interacción entre Dios y los seres humanos. ¡Dios quería que su creación suprema, la humanidad, Le conociera, Le amara, Le sirviera y fuera como El! La lealtad del ser humano fue probada (Génesis 3), y la pareja original no pasó la prueba, lo cual resultó en la interrupción de la relación entre Dios y la humanidad (Génesis 3; Romanos 5:12-21).

 

 Pero Dios prometió reparar y restaurar la comunión (Génesis 3:15; vea el Tema Especial: El Eterno Plan Redentor de YHWH). Él  lo hizo por Su propia voluntad y mediante Su Hijo. Los seres humanos fueron incapaces de restaurar la separación hecha (Romanos 1:18-3:20; Ap. 5).

 

Después de la caída, el primer paso de Dios para la restauración fue el concepto de Pacto, sustentado en Su invitación y el arrepentimiento humano como respuesta en fidelidad y obediencia (ver Jer. 31:31-34; Ez. 36:22-38). Debido a la Caída, los seres humanos eran incapaces de una acción apropiada (Romanos 3:21-31; Gálatas 3).  Dios Mismo tuvo que tomar la iniciativa de restaurar a la humanidad que había roto el Pacto. Esto fue hecho:

  1. Al declarar justa a la  humanidad pecadora por medio de la obra de Cristo (justicia forense).
  2. Al dar gratuitamente justicia a la humanidad por medio de la obra de Cristo (justicia atribuida o imputada).
  3. Proporcionando que el Espíritu habite en el creyente y Él produce justicia (es decir, semejanza a Cristo en conducta, la restauración de la imagen de Dios) en él.
  4. Restaurando el compañerismo del huerto del Edén (compare Génesis 1-2 con Apocalipsis 21-22).

 

Sin embargo,  Dios requiere una respuesta a Su Pacto. Dios decreta (da gratuitamente, por ej. Ro. 5:8; 6:23) y provee, pero los seres humanos deben responder y continuar haciéndolo mediante:

  1. El arrepentimiento
  2. La fe
  3. Un estilo de vida en obediencia
  4. La perseverancia

 

Por tanto, la justicia es una acción resultante del Pacto mutuo entre Dios y su máxima creación. Está basado en el carácter de Dios mismo, la obra de Cristo y la ayuda del Espíritu, a lo que cada cual debe responder de manera constante, apropiada y personal. El concepto se define como “justificación por gracia por medio de la fe” (ej. Ef. 2:8-9), y aunque se encuentra expresado en los Evangelios, no aparece escrito en esos términos. Fue definido primordialmente por Pablo, quien utilizó el término griego “justicia” en sus diversas acepciones más de cien veces.

 

Pablo, por ser un rabino preparado, usó la palabra dikaosunē según el sentido hebreo del término tsaddiq, tal como aparece en la Septuaginta y no en la literatura griega. En los escritos griegos el vocablo está relacionado con alguien que se comporta con las expectativas de la Deidad y de la sociedad (por ej. Noé o Job). El concepto hebreo siempre se estructura en términos de Pacto (vea el Tema Especial: El Pacto).  YHWH es un Dios justo, ético y moral, y desea que Su pueblo refleje Su carácter. Así, la humanidad redimida llega a ser una nueva criatura (ver 2 Co. 5:17; Gá. 6:15).  Esta novedad de vida resulta en un nuevo estilo de vida dedicado a Dios (ver Mt. 5-7; Gá. 5:22-24; Santiago; 1 Juan).  Dado que Israel era una teocracia, no existía una clara separación entre lo secular (normas sociales) y lo sagrado (la voluntad de Dios).  Esta distinción de la palabra “justicia” (al relacionarse con la sociedad) y “justificado” (en relación con lo religioso) fue expresada en términos hebreo y griego siendo traducida al inglés/español como “justicia y “justificación”.

El Evangelio (las Buenas Nuevas) de Jesús es que la humanidad caída ha sido restaurada en su comunión con Dios. Esto se logró mediante la gracia, misericordia y amor del Padre; la vida, muerte y resurrección del Hijo; y el llamamiento del Espíritu hacia el Evangelio. La justificación es un regalo gratuito de Dios, pero su resultado debe ser la semejanza con Él (la posición de San Agustín refleja tanto el énfasis de la Reforma con relación a la libertad del Evangelio, tanto como el de la Iglesia Católica Romana de una vida transformada en amor y fidelidad). Para los Reformadores, el término “la justicia de Dios” es un GENITIVO OBJETIVO (es decir, el acto de hacer a la humanidad pecaminosa aceptable ante Dios [santificación posicional]). Mientras para los católicos romanos es un GENITIVO SUBJETIVO, (el cual es el proceso de llegar a parecerse a Dios [santificación progresiva y experiencial]). ¡En realidad son ambas!

 

Según mi perspectiva integral de la Biblia, desde Génesis 4 hasta Apocalipsis 20 se encuentra el testimonio de Dios restaurando la comunión del Edén. La Biblia inicia con la comunión de Dios y la Humanidad en un entorno terrenal (Génesis 1-2), y finaliza en el mismo entorno (Apocalipsis 21-22). ¡La imagen de Dios y Su propósito serán restaurados!

 

Para documentar la discusión anterior, analice los siguientes pasajes escogidos del Nuevo Testamento, que ilustra los grupos que usan la palabra griega:

 

1. Dios es justo (al relacionarlo con Dios como Juez):

a.       Romanos 3:26

b.       2da. de Tesalonicenses, 1:5-6

c.        2da. de Timoteo, 4:8

d.       Apocalipsis 16:5

2. Jesús es Justo

a. Hechos 3:14; 7:52; 22:14 (título de Mesías)

b. Mateo 27:19

c.   1 Juan 2:1, 29; 3:7

3.  La voluntad de Dios para su Creación es la justicia

a.      Levítico 19:2

b.      Mateo 5:48 (5:17-20)

4.  El medio divino para producir y proveer la justicia

                 a.            Romanos 3:21-31

                 b.            Romanos 4

                 c.            Romanos 5:6-11

                 d.            Gálatas 3:6-14

5.  Dado por Dios

a. Romanos 3:24; 6:23

b. 1ra. de Corintios 1:30

c.  Efesios 2:8-9

6.       Recibido por fe

a. Romanos 1:17; 3:22, 26; 4:3, 5, 13; 9:30; 10:4, 6, 10

b. 1ra. de Corintios 5:21

7.       Por medio de la obra del Hijo

a. Romanos 5:21-31

b. 2da. de Corintios 5:21

c.  Filipenses 2:6-11

8.       La voluntad de Dios es que sus seguidores sean justos

a.     Mateo 5:3-48; 7:24-27

b.     Romanos 2:13; 5:1-5; 6:1-23

c.      Efesios 1:4; 2:10

d.       1ra. de Timoteo 6:11

e.        2da. de Timoteo 2:22; 3:16

f.        Juan 3:7

g.        1ra. de Pedro 2:24

9.  Dios juzgará al mundo con justicia

a.       Hechos 17:31

b.       2da. de Timoteo 4:8

 

La justicia es una característica de Dios, dada gratuitamente a la humanidad pecadora por medio de Cristo. Por tanto, es:

1.      un decreto Divino,

2.      un regalo Divino, 

3.      un acto de Cristo,

4.      una vida por vivir. 

 

Pero también es un proceso para llegar a ser justo que deba ser buscado con valor y firmeza, el cual será consumado en la Segunda Venida. ¡La comunión con Dios se restaura en la Salvación, y se desarrolla a lo largo de la vida hasta que llega el momento de un encuentro cara a cara Dios (ver 1 Juan 3:2) con la muerte o la Parusía!

 

Esta es una buena cita tomada del Diccionario de Pablo y Sus Cartas, de la Prensa Inter Varsity (IVP):

“Calvino, más que Lutero, enfatiza el aspecto relacional de la justicia de Dios. Desde el punto de vista de Lutero, la justicia de Dios parece contener el aspecto del perdón. Calvino enfatiza el maravilloso aspecto de la comunicación o el que Dios nos imparta Su justicia”. (Página 834)

 

Para mí la relación entre el creyente y Dios tiene tres aspectos:

  1. El Evangelio es una persona (el énfasis de la Iglesia Oriental y de Calvino)
  2. El Evangelio es verdad (el énfasis de Agustín y de Lutero)
  3. El Evangelio es una vida transformada (el énfasis católico romano)

 

Las tres son verdaderas y deben integrase para que exista un cristianismo sólido y sano. Los problemas surgen al despreciar o enfatizar una de las verdades sobre la otra.

 

¡Demos la bienvenida a Jesús!

¡Creamos en el Evangelio!

¡Busquemos cada día ser más como Cristo!

 

 

Derechos Reservados © 2014 Bible Lessons International