TEMA ESPECIAL: LAS MUJERES EN LA BIBLIA

 

I.        El Antiguo Testamento

A.     Culturalmente, las mujeres eran consideradas una propiedad:

1.      Incluidas en la lista de propiedades (Éxodo 20:17)

2.      Eran tratada como esclavas (Éxodo 21:7-11)

3.      El voto femenino fue anulado al ser asumido por el hombre que socialmente la representaba (Números 30)

4.      Las mujeres eran propiedad del que ganaba la guerra (Deuteronomio 20:10-14; 21:10-14)

B.     En la práctica existía una correspondencia mutua:

1.      El hombre y la mujer fueron hechos a la imagen de Dios (Génesis 1:26-27)

2.      Se debía honrar al padre y a la madre (Éxodo 20:12; Deuteronomio 5:16)

3.      Era necesario mostrar respeto a la madre y al padre (Levítico 19:3; 20:9)

4.      Tanto el hombre como la mujer podían ser nazarenos (Números 6:1-2)

5.      Las niñas tenían derecho a la herencia (Números 27:1-11)

6.      Eran parte del pueblo del Pacto (Deuteronomio 29:10-12)

7.      Se observaban las enseñanzas tanto del padre como de la madre (Proverbios 1:8; 6:20)

8.      Los hijos y las hijas de Hemán (familia levita) conducían la música en el Templo (1ro. de Crónicas 25:5-6)

9.      Hijos e hijas profetizarán en la nueva Era (Joel 2:28-29)

C.     Las mujeres tenían puestos de liderazgo:

1.      La hermana de Moisés, Miriam, fue llamada profetiza (Éx. 15:20-21; también fíjese en Mi. 6:4).

2.      Dios proveyó de dones a las mujeres para tejer los materiales del Tabernáculo (Éxodo 35:25-26)

3.      Una mujer, Débora, también fue una profetisa (Jueces 4:4), y condujo a todas las tribus (Jueces 4:4-5; 5:7)

4.      Hulda fue una profetisa, a quien el rey Josías le asignó leer e interpretar el recién encontrado “Libro de la Ley” (2do. de Reyes 22:14; 2do. de Crónicas 34:22-27)

5.      La reina Ester, mujer temerosa de Dios, salvó a los judíos en Persia.

II.      El Nuevo Testamento

A.      Culturalmente, tanto en el mundo judío como en el grecorromano, las mujeres eran ciudadanas de segunda clase, con pocos derechos y privilegios (con excepción de Macedonia).

B.      Mujeres en puestos de liderazgo

1.     Elisabet y María, mujeres piadosas y dispuestas a servir a Dios (Lucas 1-2)

2.     Ana, mujer profetisa que servía en el Templo (Lucas 2:36)

3.     Lidia, creyente y líder de una Iglesia en su propia casa (Hechos 16:14, 40)

4.     Las cuatro hijas vírgenes de Felipe eran profetisas (Hechos 21:8-9)

5.     Febe, diaconisa de una Iglesia en Cencrea (Romanos 16:1)

6.     Prisca (Priscila), compañera de trabajo de Pablo y maestra de Apolos (Hechos 18:26; Romanos 16:3).

7.     María, Trifena, Trifosa, Pérsida, Julia, las hermanas de Nereo, junto a otras colaboradoras de Pablo (Romanos 16:6-16)

8.     Junias (KJV), posiblemente fue una mujer apóstol (Romanos 16:7)

9.     Evodia y Síntique, colaboradoras de Pablo (Filipenses 4:23)

III.   ¿Cómo el creyente moderno equilibra los ejemplos bíblicos divergentes?

A.        ¿Cómo poder uno determinar las verdades históricas o culturales que sólo son aplicables al contexto original de aquellas verdades eternas válidas para todas las Iglesias y para todos los creyentes de todos los tiempos?

1.      Hay que tener muy en cuenta la intención del autor original inspirado, La Biblia es Palabra de Dios, y la única fuente de fe y práctica.

2.      Debemos tratar con los textos divinamente inspirados e históricamente condicionados

a.       Lo cúltico (es decir, el ritual, la liturgia) de Israel (véase Hechos 15; Gálatas 3)

b.       Judaísmo del siglo I d.C.

c.        En 1ra. de Corintios las declaraciones de Pablo están obviamente condicionadas históricamente

 

(1)   El sistema legal de la Roma pagana (1ra. de Corintios 6)

(2)   El permanecer como esclava (1ra. de Corintios 7:20-24)

(3)   El Celibato (1ra. de Corintios 7:1-35)

(4)   Las vírgenes (1ra. de Corintios 7:36-38).

(5)   La comida sacrificada a los ídolos (1ra. de Corintios 8;10: 23-33)

(6)   Actos indignos llevados a cabo durante la Cena del Señor (1ra. de Corintios 11).

3.      Dios plena y totalmente se reveló a Sí mismo a una cultura específica, en un día particular. Debemos tomar seriamente la revelación, pero saber que no tenemos todos los aspectos del  acomodo histórico.  La Palabra de Dios fue escrita con palabras de seres humanos, dirigida a una cultura y tiempo particular.

B.      La interpretación bíblica debe buscar la intención original del autor. ¿Qué dijo (el autor) en su día? Esto es fundamental y crucial para una correcta interpretación.  Y entonces debemos aplicar esto a nuestros días. El verdadero problema interpretativo puede ser definir el término en cuestión. ¿Había otros ministros (y ministerios), además del pastorado, que eran vistos como líderes? ¿Eran las diaconisas o profetisas consideradas líderes? ¡Está claro que Pablo en 1ra. de Corintios 14:34-35; y 1ra. de Timoteo 2:9-15 afirma que las mujeres no deben tomar el liderazgo en la adoración pública! ¿Pero cómo se aplica esto hoy en día? Yo no quiero que la cultura de Pablo o la mía silencien la Palabra o la voluntad de Dios. Posiblemente en los días de Pablo esto tuviese muchas limitaciones, pero también en estos días puede ser muy abierto. Me siento tan incómodo diciendo que las verdades y enseñanzas de Pablo están condicionadas al siglo I d.C., como verdades de una situación particular. ¿Quién soy yo para permitir que mi mente o cultura nieguen las palabras de un autor inspirado?

Sin embargo, ¿qué debo hacer cuando hay ejemplos bíblicos de mujeres líderes? (Aún en los escritos paulinos, por ej. Romanos 16). Un buen ejemplo de esto es la discusión de Pablo sobre el culto público, en 1ra. de Corintios 11-14.   En 1 Co. 11:5 él parece que permitiera la predicación y la oración de las mujeres en el culto público, siempre que lleven sus cabezas cubiertas; ¡pero en el 14:34-35 exige que guarden silencio! Había también diaconisas (ver, Romanos 16:1) y profetisas (véase Hechos 21:9).  Es esta diversidad la que me da libertad para identificar los comentarios de Pablo -en relación con las restricciones sobre las mujeres-, y limitarlos a Corinto y Éfeso del siglo I d.C. En ambas iglesias hubo problemas con aquellas mujeres que ejercieron la libertad recién encontrada (véase Bruce Winter, Después que Pablo dejó Corinto), lo cual pudo haber causado dificultades a la iglesia al tratar de alcanzar su sociedad para Cristo. Su libertad debía ser limitada para que el Evangelio fuese más efectivo.

Hoy en día es todo lo opuesto a los días de Pablo: ¡Actualmente, el Evangelio podría verse limitado si a las mujeres inteligentes no se les permite compartirlo o no se les permite dirigir! ¿Cuál es el objetivo final de la adoración pública? ¿Acaso no es la evangelización y el discipulado? ¿Podrá Dios sentirse contento y honrado con la adoración de las mujeres? ¡La Biblia como un todo parece decir que: “Sí”!

¡Quiero dar la razón a Pablo; mi teología es básicamente paulina, y no quiero sentirme influenciado o manipulado por el feminismo moderno! Sin embargo, siento que la Iglesia ha sido muy lenta al responder a verdades bíblicas evidentes, como lo inapropiado de la esclavitud, el racismo, el fanatismo y el sexismo. También ha respondido lentamente al abuso de las mujeres en el mundo moderno. Dios, en Cristo, libera al esclavo y a la mujer. Bajo ninguna circunstancia permitiré que un texto que está limitado por su condición histórica y cultural vuelva a poner restricción a las mujeres de hoy.

Algo más: como intérprete bíblico sé que la Iglesia de Cristo fue una iglesia con muchos problemas. Los dones carismáticos eran deseados y ostentados, y las mujeres bien pudieron haber caído en esto. También pienso que Éfeso se vio afectada por los falsos maestros, quienes tomaron ventaja de las mujeres utilizándolas como predicadoras suplentes en las iglesias en casa de la ciudad.

C.      Sugerencias para la lectura adicional:

1.       Cómo Leer la Biblia Por Todo lo que Valer, por Gordon Fee y Doug Stewart (páginas 61-77).

2.       El Evangelio y el Espíritu: Cuestiones de la Hermenéutica del Nuevo Testamento, por Gordon Fee.

3.       Dichos Difíciles de  la Biblia, por Walter C. Kaiser, Peter H. Davids, F.F. Bruce y Manfred T. Branch (páginas 613-616; 665-667).

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